CRUZ DE MAYO 2013: DE LA CRUZ BROTÓ LA VIDA



¡Bendito sea quien hace feliz a un niño! ¡Bendito sea quien dedica su tiempo y su energía a dar a los niños y a los mayores la oportunidad de una sonrisa! ¡Bendito mil veces quien sabe y siente en su corazón que de la Cruz nació la Vida y que eso que sabe y siente tiene que entregarlo a las nuevas generaciones! ¡Bendito sea Dios en los hombres y mujeres de buena voluntad!
El sol de un día primaveral aún lucía señero en lo alto del cielo. Las luces y las sombras competían por tener el señorío de la tarde. Venció la luz; siempre vence la luz. Aunque nos llegó la noche, la luz, siempre la luz, fue más fuerte que la tiniebla.
Habían pasado las ocho de la tarde. En la Ermita del Calvario muchos niños respiraban con la emoción contenida; los más espigados se ajustaban faja y costal; los más pequeños ponían sus hombros bajo una cruz que llevarían con garbo e ilusión  durante todo el recorrido.
Desde la sede de la Cofradía del Calvario, la comitiva enfiló su peregrinar hasta la Parroquia, haciendo escala en la sede de la Asociación de Vecinos… Dos horas más tarde, “la cruz bendita” de Cristo, llevada a hombros por tres grupos de niños, hacía su entrada en la Parroquia en medio de atronadores aplausos y al compás de los sones de la Banda de Cornetas y Tambores “La Pasión”.
Llegaron cansados, pero con la alegría retratada en sus rostros. La Cruz gloriosa de Cristo Resucitado, que floreció para manifestar a todos el triunfo de la Luz, colmó la vitalidad de los niños, protagonistas de esta historia, que hicieron posible el ambiente de fiesta que reinó en las calles del Barrio. Un Barrio que se quedó pequeño para albergar un acontecimiento “grande” donde los haya, porque “grandes” son sus protagonistas: los pequeños y los adultos que lo hicieron posible.
Tres cruces, florecidas como un canto a la Vida que brota del Resucitado, presidían respectivamente la Ermita del Calvario, el local de la Asociación de Vecinos y el atrio de la Parroquia. Tres realidades unidas para sembrar luz y esperanza en la Hermandad del Calvario, en la Asociación de Vecinos “El Barrio” y en la Parroquia de Cristo Rey.
Tres cruces llevadas a hombros por los niños -¡y de qué modo!- gritando a toda la ciudad que en La Cruz está la salvación. Tres cruces y muchos niños, muchos, haciendo que todos pudiéramos sonreír con la alegría de saber que “hemos hecho lo que teníamos que hacer”. Por ellos y por nosotros. Porque los hombres y mujeres que soñamos un Mérida mejor queremos entregarles un mundo más humano y más de Dios, porque queremos transmitirles la fe que heredamos de nuestros mayores, porque estamos convencidos de que en la sonrisa de un niño está la alegría del Dios vivo… Por todo ello, ayer gozamos del presente con la mirada puesta en el futuro, con los corazones repletos de emoción, sentimiento y satisfacción por el deber cumplido.
Un día memorable. Impresionante. Para la historia. A lo largo de la vida escribimos páginas de muchos colores. Ayer, la Hermandad del Calvario, la Parroquia y el Barrio escribieron en sus Anales una de las más hermosas páginas de sus historias respectivas, una página de oro.

A los niños, a sus “capataces”, a los adultos que hicieron posible esa magna procesión de La Cruz, los felicitamos y les damos las gracias hoy, porque su alegría, su felicidad, su saber estar, su entusiasmo… nos contagiaron a todos de vida y de esperanza, para seguir en el camino de Aquél que es el Camino, la Verdad y la Vida.
Cofradía del Calvario, Asociación de Vecinos, Banda de Cornetas y Tambores “La Pasión”, Parroquia del Calvario: Por esta senda se escriben las mejores páginas de la historia. ¡Bendito sea Dios, que alienta nuestro esfuerzo para seguir construyendo juntos el futuro; porque la unión, la fraternidad, la capacidad de trabajar en común… son don y presencia del Dios tres veces Santo!