LA HERMANDAD DEL CALVARIO, EN GRANADA, CON LA HERMANDAD DE LA LANZADA

Durante el fin de semana que acaba de terminar, un grupo de miembros de la Hermandad y la Parroquia del Calvario, de Mérida, hemos visitado la ciudad de la Alhambra. 
Granada, “agua oculta que llora”, bañada por los ríos Darro y Genil, ha sido escenario de fraternidad, de ruta cultural, de vida de fe y de bien hacer por parte de todos. 
En la mañana del sábado, disfrutamos del Barroco en La Cartuj
a y del Renacimiento en la Catedral. La tarde nos llevó hasta la Cripta de Fray Leopoldo de Alpandeire, donde saboreamos la sencillez franciscana… La subida hasta el Albaicín puso a nuestros pies una ciudad llena de vida y de encanto. El hermoso barrio granadino nos mostró, al atardecer, la hermosura de sus calles; y allí, el Mirador de San Nicolás nos dio a gustar la belleza de la Alhambra, que, a los pies de Sierra Nevada, obliga a quienes se acercan hasta allí a exclamar con el poeta: “Dale limosna, mujer, que no hay en la vida nada, como la pena de ser ciego en Granada”.
La noche nos llevó hasta otro barrio esencialmente granadino: El Zaidín. Allí, en la parroquia de Nuestra Señora de los Dolores, celebramos la Eucaristía y compartimos la fe con los miembros de la Hermandad del Santísimo Cristo de la Lanzada y María Santísima de la Caridad. Iván, Esther, Miguel Ángel… gracias por vuestra acogida. Os esperamos en Mérida.
Tras la cena, contemplar la Alhambra iluminada, recorriendo el “Paseo de los tristes” nos hace reconocer las sombras de Boabdil, Aixa o los abencerrajes merodeando para intentar apoderarse del paraíso que perdieron. La belleza se hace carne en nuestra carne. El duende “granaíno” nos embruja.
Y la mañana del domingo, el día del Señor, nos lleva hasta el Santuario de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro. Allí nos esperan el Padre Jesús y el Padre Carlos para abrazar a los amigos de Mérida; gracias, hermanos. Eucaristía de domingo compartida, con sabor a pan y vino, cuerpo y sangre entregados, fraternidad hecha vida en un hermoso templo renacentista del siglo XVII.
Y del Renacimiento y el Barroco pasamos al Gótico de la Capilla Real, lugar del enterramiento de los Reyes Católicos, Juana la Loca y Felipe el Hermoso.
La Alcaicería, el Corral del Carbón y la Plaza de Bib-Rambla acogieron también nuestros pasos en la mañana del domingo… para culminar el día con la visita a los Jardines del Generalife, el Palacio de Carlos V, la Alcazaba y los Palacios Nazaríes… En La Alhambra, una fiesta de sensaciones, de olores, de colores y de luz inundó nuestros espíritus alabando al Creador por tamaña obra salida de la mano del ser humano, centro de la creación.
Hemos vuelto a nuestra bimilenaria e imperial ciudad de Mérida trayendo en nuestros labios y en nuestras mochilas una acción de gracias al Santísimo Cristo del Calvario por haber hecho posible estos dos días de convivencia repletos de armonía.