En la
capital extremeña, la mañana del sábado diecinueve de octubre transcurre
inquieta entre la Ermita del Calvario, la Parroquia de Santa Eulalia, la Concatedral
de Santa María y la sede de la Junta de Cofradías. Damos los últimos retoques a
la preparación del Vía Crucis de la Fe, que está llamado a ser Celebración
gozosa de todos los cristianos de Mérida y de muchos creyentes, llegados de
otros lugares y que acompañan nuestra espera.
Si
la mañana estuvo marcada por la amenaza de agua, la tarde dio cumplimiento a
los peores pronósticos: el diluvio era una realidad en Mérida.
La
preocupación brilla en el rostro de cientos de hombres y mujeres: “¿se celebrará el Vía Crucis de la Fe? ¿Se
suspenderá? ¿Puede aplazarse a otro día?” Preguntas que surcan el mundo
cofrade y creyente emeritense.
Ante
la persistente presencia de la lluvia, a las 5 de la tarde, la Junta de
Cofradías decide retrasar la salida de los Pasos procesionales… El agua
arrecia. Alguien pregunta: “¿Se suspende
el Vía Crucis?”. “Debería estar
diluviando para no celebrarlo; y el diluvio termina antes de las 7 de la tarde”,
es la respuesta sonriente y confiada del que suscribe.
Los
soportales de la Plaza de España son testigos de nuestra inquietud: llueve a
mares; amaina; vuelve a llover con fuerza; amaina de nuevo; asoma el arco iris,
el pulso se acelera; tímidamente, comienza a abrirse paso la luz en medio de la
oscuridad y de la tromba de agua que cae sobre la ciudad.
Se
suceden las noticias y los mensajes: Empieza
a clarear por Arroyo. A la altura de la Academia de la Guardia Civil ya no
llueve. La situación de emergencia desaparece. Las posibilidades de lluvia se
alejan…
Nueva
reunión de los miembros de la Junta de Cofradías Los pronósticos son todos
positivos. Nadie duda. El acuerdo es unánime y comienza a recorrer las redes
sociales: “Salimos”. ¿Recorrido corto
o largo? Pros y contras… En la reunión está presente el Diputado Mayor Responsable
de la organización del Vía Crucis, Don José Miguel Galán. El Presidente de la
Junta, Don Agustín Velázquez, da por resuelta la cuestión del recorrido,
apelando al sentido común y a la confianza que todos hemos puesto en el
Diputado Mayor Responsable de la buena marcha del Vía Crucis: “que él decida lo más conveniente, según se
vayan sucediendo los acontecimientos; y a él obedecemos todos”… Nadie pone objeción
alguna a la certera palabra del Presidente.
Antes
de retirarnos, se acuerda que ya, de salida, se recorten algunos itinerarios, a
fin de no retrasar más el comienzo del Vía Crucis, ganar tiempo y prevenir
cualquier imprevisto incómodo.
Y
todos abandonamos la reunión con la certeza de que el Diputado Mayor hará lo
más oportuno para el bien de todos, para agilizar la celebración del Vía Crucis
y recuperar el tiempo robado por el agua caída hasta hace sólo unos minutos,
sin restarle ni un ápice de solemnidad.
El
Sr. Vicario General, Don Sebastián González, ya está en Mérida. Será él, en representación
de nuestro Arzobispo, convaleciente de una intervención de cadera, quien
presida esta Magna Celebración de Fe.
Mientras
todo se pone en marcha, el Vicario General visita la Sede de la Junta Local de
Cofradías. Allí puede observar “in situ”, no sólo la nobleza del local, sino la
belleza de ese río de solidaridad en que se ha convertido Mérida a la hora de
entregar alimentos a cambio de una plaza en las gradas.
Y
la Fe se abre camino… Camino que va calmando la ansiedad de aquellos que desean
a toda costa proclamar por las calles de Mérida nuestra FE en Jesús de Nazaret,
el Hijo de Dios, el Hijo de María Santísima, el Crucificado que ha Resucitado. Los
Pasos comienzan a salir simultáneamente del Calvario, de Santa Eulalia y de
Santa María. Las Hermandades de Mérida van a clausurar solemnemente el Año de
la Fe, poniendo en la calle 16 Pasos que rememoran el Vía Crucis, la Pasión,
Muerte y Resurrección de Cristo.
Cesa
la lluvia. Las gradas solidarias van siendo ocupadas por todo tipo de personas
que han colaborado en esta iniciativa de la Junta de Cofradías. A estas horas siguen
llegando personas con kilos de alimentos, aunque quienes los traen son
conscientes de que ya no hay sitio en las gradas. Es la solidaridad en estado
puro. Es el fruto de la Fe.
Poco
antes de las nueve de la noche, el Vicario General, acompañado por el Vicario
episcopal de Mérida y Tierra de Barros, el Arcipreste de Mérida y el Presidente
de la Junta Local de Cofradías saluda a las autoridades –Alcalde y Corporación
Municipal, Coronel Director de la Academia de la Guardia Civil, Inspector Jefe
de la Policía Nacional- sacerdotes y representantes de las Cofradías
emeritenses y cacereñas.
La
presidencia ocupa su lugar. Comienza la celebración litúrgica del Vía Crucis.
La
cruz procesional entra en la Plaza de España. Se respira ambiente de Fe y de oración.
A pesar del murmullo de la multitud de personas que llenan la Plaza. La web www.tusemanasanta.com da testimonio de
lo que digo.
Primera
Estación: Jesús entra como Rey en Jerusalén. Paco Vadillo, de COPE Mérida,
presta su voz para iniciar cada una de las Estaciones del Vía Crucis y enmarcarlas
en el pasaje bíblico correspondiente, dando así paso a los cofrades que darán
lectura al comentario actualizado de cada Estación. Comentario y textos
bíblicos que todos pueden seguir, gracias a la publicación llevada a cabo por
COPE.
Y
así vamos desgranando las estaciones en medio de la noche… Fe, esperanza,
caridad… se han dado cita en Mérida, convertida hoy en la Jerusalén extremeña.
Música, incienso, medallas, dignidad y sobriedad en todo y en todos.
Mérida,
fundida con sus imágenes devocionales, se ha hecho oración. Mérida está en la
calle desafiando a la lluvia y al frío… Mérida vive de la fe y quiere expresar
la FE.
Vamos
desgranando misterios y escenarios: Entrada triunfal de Jesús en Jerusalén; última
Cena; oración y traición en Getsemaní; flagelación, injurias, burlas, golpes y
condena a muerte en el Pretorio de Pilato; Vía Dolorosa, el Nazareno carga con
la cruz, lo ayuda Simón de Cirene, consuela a las mujeres, cae rostro en
tierra; llega al Calvario, crucifixión, muerte, descendimiento de la cruz,
sepultura. En medio de toda la historia, la Madre, rota por el dolor y abierta
a la esperanza, porque sabe que el último misterio tiene el sabor del triunfo: la
muerte no tiene la última palabra; en la Cruz nos ha llegado la Vida.
Al
terminar la noche todos hemos triunfado con Cristo. El grito feliz de la
Resurrección nos hace saber a todos que nuestra Fe tiene sentido, que nuestra
esperanza vive, que la Caridad es la expresión más coherente de nuestra FE.
La
gracia se ha derramado sobre Mérida, sobre las Cofradías que pueblan esta
bimilenaria ciudad y sobre todos los que han querido compartir con nosotros la
Fe.
El
Sr. Vicario General da por terminado el Vía Crucis. Antes, nos llama, con el
Papa, a vivir la Fe desde el testimonio y el servicio a los demás. Que los
Pasos de nuestra imaginería, dice, nos lleven al Cristo vivo que camina junto a
nosotros. Que el compromiso con el futuro Comedor social de Cáritas sea el
mejor fruto de este Vía Crucis de la Fe.
Los
aplausos finales corroboran las palabras del Vicario General, a la vez que
afirman ante todos el gozo y la satisfacción por el trabajo bien hecho. Aplauso
que llega a costaleros, directivos, cofrades todos, que han hecho posible la
celebración de este acontecimiento de Fe en la ciudad de Mérida. Cuando se
trabaja unido, se recogen los frutos. Lo hemos comprobado. Ese es el camino.
El
Vía Crucis del Año de la Fe ha terminado. El Vía Crucis de la Vida continúa.
Nuestra Fe pide ser vivida y expresada en actos de amor y de justicia.
Que
Cristo sea nuestro Camino para seguir construyendo unidos un presente y un
futuro de fraternidad, de Hermandad.